Era un día como cualquier otro para Nicolás Krumm. Como de costumbre, realizaba un despacho en vivo para Chilevisión Noticias sobre la inseguridad de la capital. Como si hubiese estado pauteado por un ingenioso libretista, en pleno despacho le robaron sus audífonos. Pero no fueron antisociales encapuchados. Fue uno de los tantos loros que habitan en las plazas de Santiago, que se posó en su hombro y, mientras Nicolás seguía con el despacho, le arrebató el audífono izquierdo desde dentro de la oreja.
Si bien Nicolás jamás imaginó que algún día le iba a robar un loro, menos pensó en que se haría conocido en todo el mundo gracias al insólito incidente. Estaciones internacionales como la mismísima BBC y las cadenas estadounidenses de noticias consignaron el video, que fue furor en las redes sociales. Hoy, el ex alumno de Periodismo de la UFT, tiene claro que cuando se despacha en vivo, todo puede pasar.
Video Viral
¿Cambió su vida luego del video?
No sé si me cambió tanto la vida. Hubo situaciones en mi vida que empezaron a tener algo más nuevo, más distinto a lo habitual. Por ejemplo, no tenía redes sociales, tampoco soy un consumidor de redes sociales después de este episodio. Pero después del segundo día del viral, acá entre mis jefes y mis compañeros de pega me dijeron: “Ya ¿sabi’ qué? Es mucho el revuelo que ha tomado esto, así que necesitamos que te hagas una cuenta en redes sociales«. Estaba un poco reacio al tema, pero me dijeron que tenía que hacerlo e, incluso, ellos me crearon el Instagram.
¿Cómo fue pasar de ser el periodista que cubre la información a convertirse en la noticia?
Al principio traté de combatirlo un poco, porque a nosotros nos enseñan que nuestro trabajo es informar, nunca uno puede hacerse parte de la información, porque el foco es la noticia. Por lo mismo, era muy complicado centrar el hecho en mí. Incluso hicimos una nota de esto en el departamento de prensa y al principio estaba un poco desorientado cuando me dijeron “vamos a hacer notas a propósito de lo que te pasó con el loro y todo”. Yo pensaba: “¡Ya! Nos vamos a centrar en que es una plaga, que tenemos muchos acá en diferentes lugares. Y me dijeron que no, que se querían centrar solo en lo que me pasó a mí.
Ahí les dije que lo primero que nos decían en la escuela de periodismo es que el periodista nunca puede ser la noticia. Finalmente, agarró un revuelo tal que salió en portales internacionales y para mí fue gracioso. Ahí ya lo tomé con mucha gracia y entendí que también así funciona esto. Hay situaciones que escapan de lo habitual y se convierten en virales.
Una escuela que te prepara
¿Hay algo de lo que aprendiste en la Universidad que apliques con esta situación que te sacó de lo cotidiano?
Lo que tenía muy claro es que cuando se está en un noticiero en vivo o en un despacho en vivo, siempre estás expuesto a eventualidades, a que surjan cosas imprevistas. Eso siempre lo supe porque tengo una tía que trabajó muchos años como directora de televisión.
En la Escuela de Periodismo también me lo enseñaron en los ramos de TV, cuando teníamos que hacer despachos. De repente, el profesor Jorge Rivas salía del estudio y pasaba por al lado y te empujaba o te hacía algo para tratar de interrumpir tu móvil. Eso lo hacía para que tuviéramos la capacidad de superponernos a cualquier eventualidad y seguir.
En el trabajo ya antes me habían pasado cosas así, quizás no tan pintorescas. En el Parque O’ Higgins, en unas fondas, estaba entrevistando gente y se me mete un chistoso, agarra el micrófono y dice una grosería al aire. Son imprevistos. Uno está expuesto a estas situaciones, pero lo del loro fue particularmente inaudito.
¿Qué consejo darías a los que comienzan con sus despachos en vivo?
¿Cuál fue el ramo que más te ayudó como profesional?
Espero no herir sensibilidades. Creo que me quedo con un ramo que impartió Fernanda Moena. No fueron ni tele ni radio ni edición. Me ayudó mucho con la dicción, la proyección de voz, el saber cuándo hacer énfasis, cuándo ocupar palabras o muletillas. El ramo de locución, para mí, es el que más facilidades te da para hacer despachos. Para hacer móviles, hablar largo y tendido. Creo que es un ramo esencial. Esta profesora, que es actriz, fue quien me dio muchas herramientas.