Rodrigo Huerta (26), exalumno de Periodismo de la Universidad Finis Terrae, egresó en 2017, pero antes de esa fecha ya estaba trabajando. Va a cumplir seis años como redactor de la edición chilena del diario deportivo AS de España. Y en este período ya le ha tocado cubrir grandes eventos, como la Copa América de selecciones de Brasil en 2019 o la Copa Davis contra Argentina en San Juan.

Cuenta Rodrigo que a menudo debe echarle mano a las herramientas y a los conocimientos que le dio la Escuela de Periodismo y que fueron fundamentales en el inicio de su carrera profesional. El uso de las herramientas digitales le dio ventajas comparativas evidentes con varios de sus colegas, tanto de su edad como mayores.

¿Qué conocimientos que te brindó la universidad fueron claves en el uso diario? 

Diría que lo que aprendí de la mitad de la carrera hacia el final fue clave. Hipervínculos, negrita, cursiva, cómo escribir para la web, títulos SEO, los programas de edición de fotos y video… Absolutamente todo. Por ejemplo AS.com es un medio de deportes, pero se ha debido abrir a otras temáticas contingentes. Con la pandemia empezamos a escribir notas de actualidad y notas SEO de servicios sobre el cobro de las bonos, las vacunaciones, etc. La gente buscaba eso y tuvimos que aprender a escribir en ese formato. Había que echar mano a herramientas como Google Analytics, Google Trends, que las había aprendido a usar en la universidad. Al final, lo vas aplicando todos los días.

¿Qué características distintivas crees tú que tiene un periodista de la UFT? 

Creo que la Universidad Finis Terrae se enfoca mucho más en lo práctico, a diferencia de lo que veo con otros colegas que tuvieron muchos años teóricos. Al final, creo que el periodismo se hace en la calle, escribiendo, grabando, haciendo radio, lo que sea. Nuestra escuela nos permite usar una cámara desde el primer año, de pedir un equipo y decirles: “Oye, quiero intentar una cosa para tal ramo”. Y te prestan los equipos. Ahí aplicas el ensayo y el error. Te enseñan Adobe Premiere y Adobe Audition en primer año. Cuando egresas, quizás, revisas para atrás y te darán vergüenza tus proyectos anteriores. Pero ya tenías la práctica desde el comienzo de la carrera, a diferencia de otras universidades que son más teóricas, que te enseñan el porqué tienes que redactar tal noticia de esta forma o cosas así, pero no hacerlas. Nunca vas a escribir bien a los 20 años en comparación con lo que escribes a los 35 o a los 50. Creo que la práctica es la gran diferenciadora.

¿A qué profesores recuerdas especialmente? 

La verdad es que nunca pensé que iba a irme por el lado escrito.. De pequeño soñaba con ser corresponsal de Deportes y cubriendo la Champions League en Europa. La televisión no me gustó y comencé a escribir de casualidad, cuando era mi última opción. Y en eso tuvieron mucho que ver las profesoras que tuve en esa área, especialmente Marcela Ágilar. Ella me hizo Periodismo Informativo cuando lo di por segunda vez y fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. Ella me recomendó con Leopoldo Iturra para colaborar en AS.com y ahora llevo casi siete años. Ella me enseñó a escribir noticias. También me marcó la profesora Patricia Vildósola, quien en esa época hacía el ramo de Entrevistas. 

¿Por qué dices que fue lo mejor que te pudo pasar en la vida? 

Estaba en primer año, era cabro chico e inmaduro y no le tomé el peso a estudiar. Era una oportunidad que muchos no tienen. Estudiaba, sí, pero también me gustaba salir. El echarme un ramo me aterrizó, fue como un baño de humildad. Pensé en que tenía que hacer las cosas de otro modo, porque aprobar los cursos era el camino que me iba a llevar a conseguir las cosas que quería. Y la profesora Aguilar sin duda que me marcó. 

¿Ayudó el periodismo en tu crecimiento personal? 

Totalmente. Desde los 13 años decidí que quería ser periodista y nadie me pudo quitar eso de la cabeza. Cuando entré a la carrera vi que tenía ciertas aptitudes. Porque una cosa es tener el deseo de desarrollar una profesión y otra es ver en la práctica si hay algo fallando en ti o que no te esté llenando. Hoy me levanto todos los días con ganas de crear cosas nuevas. Si bien hay momentos monótonos, en donde parece que todo se mantiene igual, tengo esas ganas de seguir contando una historia que creo que vale la pena contar.

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