A un mes de producirse el fallecimiento de Carlos Rudloff, periodista egresado de nuestra escuela y quien se desempeñaba como reportero deportivo en Radio Agricultura, la Universidad Finis Terrae organizó una misa en su memoria al mediodía de hoy en nuestra casa de estudios.
Del mismo modo, sus compañeros y amigos Lucas Rivas y Carlos Robles, con quienes realizó el reportaje de título, adaptaron el trabajo en su memoria. La pieza audiovisual titulada “Fútbol femenino en Chile: historia de una profesionalización”, fue el último trabajo en la Escuela de Periodismo. En él muestran la reivindicación de los derechos laborales de las jugadoras profesionales del fútbol femenino en nuestro país. «En memoria de Carlos Rudloff, la Triple R siempre adelante…», es el título de esta nueva versión.
El reportaje de título fue calificado con un 7,0 y está disponible a continuación:
Los amigos de Carlos Rudloff también quisieron dedicarle unas palabras en un compilado de columnas que publicamos a continuación.
Carlos El Grande
Nunca olvidaré que la primera vez que conocí a Carlos. Fue en el año 2018 cuando hicimos un tour por la Universidad. En ese entonces, nunca se me pasó por mi mente que esa persona que tanto hablaba iba a ser un gran amigo para mí.
Carlos fue una gran persona y siempre que tenía la oportunidad compartía lo suyo con los demás. Como las veces que organizaba asados o cuando celebrábamos los partidos que ganábamos en su casa.
Asimismo, él fue un gran profesional que siempre estaba listo para ir a reportear y tenía el temple para estar horas parado hasta que tuviera la cuña que tanto necesitaba. La partida de Carlos dejó un gran vacío y nunca será reemplazado. A pesar de que no esté físicamente con nosotros, siempre estará en nuestros corazones como la gran persona que fue y siempre será.
José Manuel Torres
¿Por qué siempre a mí?
Recuerdo esta frase (o una muy similar) de cuando fue nuestra ceremonia de titulación y, por un error, tu diploma no estaba y se vivió una situación rara, pero graciosa a la vez. Es solo una de las muchas cosas que te tocó vivir, donde el humor siempre se trataba de hacer presente para evitar enojos ante momentos que cualquier persona, incluido yo, se enojaría.
Tu personalidad y forma de ser fueron únicas, nunca conocí a nadie así y no creo que me pase en el futuro.
Tengo recuerdos increíbles junto a ti en muchos contextos, algunos solo tú y yo lo sabemos y probablemente se quede así para siempre.
Eres una persona que me enseñó muchas cosas, a que nunca es tarde para ser mejor, a no
subestimar, a reír, a enseñar, aprender, escuchar, etc etc etc. Uno de mis mejores amigos, a quien le contaba la mayoría de mis cosas y que siempre
estuvo ahí para mí. Un compañero, hermano, nunca te voy a olvidar. Ojalá estuvieras aquí…
Te quiero Carlos.
Matías Saavedra Reyes (il Maty).
Un grande, Carlitos galán
«Carlitos», como lo llamábamos todos quienes compartimos con él, era una de esas personas que no pasaban inadvertidas. Siempre, por alguna razón, se hacía notar. Con sus tallas rápidas, sus comentarios sin contexto o por su forma tan respetuosa, pero siempre con un toque de humor, de dirigirse a sus profesores. Lo conocimos en primer año de universidad cuando formamos un modesto grupo de amigos, y digo modesto porque nos sentíamos impopulares frente a todos los demás grupos que se hacen en el primer semestre de la carrera. Por eso nos apodamos «Los Inadaptados», equipo del que también fue parte Carlitos Rudloff.
Cada año nos tocaban desafíos diferentes, con nuevos profesores y nuevas asignaturas, pero siempre estuvimos todos juntos, como una pequeña familia en la que Carlitos era uno de los siempre entregaba una palabra de aliento o de ánimo. Esa creo que era una de sus cualidades más lindas. En él siempre encontrábamos un «vamos cabros que se puede» o un «tú podí», que en tercer o cuarto año de Periodismo esas palabras parecen ser toda una arenga en medio de la carrera.
Canchero, respetuoso, talentoso, inteligente y galán….sobre todo galán, eran otras de sus peculiaridades. Sobresalía si había que hacer un video, un despacho en vivo, una locución y hasta una conducción de noticias. Pintado para hacer televisión o radio. Su voz y sus ocurrencias al aire lo caracterizaban a la hora de entrar a un estudio. Si había que hacer un trabajo en el que debíamos hacer algunas de estas cosas, todos pensábamos en Carlitos Rudloff. Sin desmerecer las habilidades de mis compañeros y compañeras, él era el que más destacaba y parecía como si tuviera años de experiencia en el rubro.
Ni hablar de lo buen amigo que era, relajado, apañador y con buen sentido del humor, un muy buen sentido del humor. Hasta en el último día en la Universidad nos regaló un momento icónico. Cuando al subir al escenario en la ceremonia de titulación, por una confusión, Carlitos quedó adelante sin su título. Mientras atrás se veía a los organizadores desesperados buscando el certificado de Carlos, él dijo frente a todos «bueno, no me titulo no más» y sacó carcajadas en todo el auditorio. Así era él, de chistes rápidos, siempre con una sonrisa. Con su manera peculiar de bailar cueca, y sin hacerse mayor problema por nada.
Todavía recuerdo una de muchas conversaciones que teníamos con «Los Inadaptados», en las que compartíamos nuestros sueños y anhelos en el camino del periodismo, y escuché a Carlitos contar que había quedado seleccionado para hacer una prueba que lo podía llevar a desarrollar la práctica profesional en un reconocido medio de televisión. Rápidamente en mi mente pensé «obvio que va a quedar, es sequísimo». Pero luego aseguró que no la haría. Segundos después dijo «quiero estar en la radio, porque los grandes periodistas deportivos salen de allí». Otra vez en mi mente dije ¡¿Cómo?! ¿No hará la prueba en ese canal? ¿Quiere radio?…
Sí, finalmente quiso radio y escogió una para entrar a hacer su práctica. Y como todos lo pensábamos, en menos de un año él se convirtió en un gran profesional. Se ganó un puesto y credibilidad. Pero también todos sus amigos estábamos seguros de una cosa: Carlitos nunca tuvo que esperar para ser un gran periodista deportivo como él soñaba en cuarto año de universidad. Eso siempre fue y demostró ser desde el inicio, un grande, Carlitos galán.
Rocío Villalobos
Hasta siempre Carlitos
-¿Por qué periodismo?
-Esa es la pregunta que las/os profesoras/es de Periodismo UFT le hacen a sus estudiantes el primer día de clases. Una vez se la hice a Carlitos de manera privada. ¿Su respuesta? «Yo entré a estudiar periodismo para animar el Festival de Viña». En ese momento ambos nos reímos. Hoy no tengo dudas de que lo hubiese logrado, aunque pienso que su intereses cambiaron con el pasar de los años.
En el periodismo deportivo encontró su gran pasión y un corto periodo logró destacar. Su temprana partida no le impidió dejar una huella imborrable en la disciplina. Diversos medios de comunicación dedicaron un espacio a la lamentable noticia. «Pesar en el periodismo deportivo» y «destacado periodista», fueron algunas de las frases que utilizaron en sus titulares para informar su deceso.
Fanático del fútbol, pero por sobre todas las cosas de la U, club que cubrió durante su etapa profesional. A mi cabeza vienen muchas anécdotas juntos, pero hay una que se destaca y guarda relación con el Romántico Viajero. Un día, para nuestro proyecto de título, teníamos que hacer una entrevista en el CDA, él por temas de trabajo llegó cuando ya la había realizado y estaba guardando los trípodes y cámaras. Cuando lo vi le dije, con un tono irónico, «llegaste un poco tarde» a lo que él me respondió «yo no vine a hacer la entrevista, vine a conocer el CDA». Recuerdo ese momento y sonrío, pero ahí no terminó lo gracioso de la situación. Acto seguido le pregunta a la entrevistada (una eminencia del fútbol femenino) «¿me puede tomar una foto? Cuando ella se acomoda al lado de él, Carlitos le dice: «No, pero a mí solo, con el CDA de fondo».
No sé si esa imagen la publicó en algún lado o si figura en alguna tarjeta SD de un celular, pero en mi memoria la recuerdo con nitidez. Más ahora, que tras su partida, en la sala de prensa del Centro Deportivo Azul le dedicaron un emotivo minuto de silencio. Homenaje que demuestra el legado y la importancia que significó Carlitos en la vida de quienes lo conocieron.
Con Carlettos, como nos llamábamos mutuamente, nos conocimos en la universidad, etapa en la cual vivimos momentos que siempre recordaré y que me demostraron la buena persona que despedimos el 18 de septiembre pasado. Desde el día uno fuimos amigos, pasamos buenos tiempos en el -2, desde aprender a cortar cuñas en las editoras, ser parte del Centro de Estudiantes de la carrera, hasta presentar nuestro proyecto de título juntos, el cual aprobamos con un 7.0 y el tema fue de fútbol femenino.
Nada de los últimos cinco años hubiese sido lo mismo sin él. Por esto es que lamento tanto
su partida, pero quedan los recuerdos, el único consuelo para recordar a Carlitos, nuestro
querido y gran amigo.
Carlos Robles Gallardo