En sus redes sociales, Natalia Almonacid, quien es estudiante de quinto año de Periodismo Finis y licenciada en comunicación social, almacena fotos de los coloridos paisajes que entrega la Región de Los Lagos. Natalia es oriunda de Osorno. Sin embargo, al entrar a la universidad, tuvo que emigrar a Santiago.
El primer semestre de Natalia fue online por la pandemia del covid-19. Sin embargo, durante el segundo semestre del 2020 tuvo que dejar su casa para asistir a clases presenciales en la capital. Fue un duro golpe emocional, según confiesa.
El estar lejos de la familia es lo que más afecta a Natalia, quien viaja a Osorno solo durante las vacaciones de verano. “Estando lejos, uno se pierde cosas importantes”, afirma la estudiante de Periodismo Finis .
“Por ejemplo, mi abuelita tiene Alzheimer y claro, me pasa mucho –y me sigue pasando hasta el día de hoy–, que es muy chocante cuando vuelvo Osorno, porque la veo y noto lo avanzado de su Alzheimer de forma muy abrupta. Y yo era muy cercana a ella Por ejemplo, hoy día la vi y es inevitable no ponerme a llorar porque es muy chocante”, dice Natalia.
Según datos del Servicio de Información de Educación Superior, más de 150 mil jóvenes estudiaron en la educación superior fuera de la región desde donde egresaron de enseñanza media. Esta cifra corresponde al 16 por ciento de la educación superior de pregrado, considerando al total de sobre los que existen datos de egreso de enseñanza media.
Natalia Alomonacid relata que “me ha pasado que todos los semestres llega un punto, sobre todo en época de exámenes, donde las emociones están a flor de piel, el estrés y todo esto, en que ya estoy ‘chata’ y lo único que quiero es irme a mi casa. Extraño demasiado a mi mamá, hasta en cosas como que pueden sonar superficiales, pero el hecho de llegar a tu casa y tener con quien tomar once”.
De Parral a la capital
“Parralino de nacimiento”, esa es la descripción del perfil de Instagram de Pablo Soto, estudiante de Periodismo Finis de tercer año. En 2022 Pablo debió dejar atrás sus tierras, su familia y su vida para cumplir el sueño de ser periodista.
El joven de 21 años cuenta que para él fue todo un desafío llegar a la capital del país y dejar la Región del Maule. El notorio contraste de vivir en una comuna de menos de 40 mil habitantes en el sur campestre de Chile a instalarse en la metrópoli del país afectó su estabilidad emocional.
“En un principio tuve muchas dificultades, me costó adaptarme. Era un mundo totalmente nuevo ver esos edificios o rascacielos tan gigantes” señala Soto.
Con un sistema de transporte público que a veces puede ser hostil, moverse dentro de Santiago fue uno de sus primeros desafíos. Ocupar el metro y saber movilizarse dentro de la capital fue, a juicio de Soto, parte de los desafíos que encarna el adaptarse a un ambiente totalmente nuevo.
“Estuve mucho tiempo, cinco meses o seis meses, sin querer hacer nada. Solo iba a clases sin ganas, estaba de mal humor, pero con el tiempo me empezó a gustar. Santiago es una ciudad en donde todo funciona muy rápido, la ciudad está activa 24-7, pero como te digo, lo que me afectó específicamente fue la distancia y estar lejos de mi familia”, dijo el estudiante, quien formó un grupo de amigos con otros estudiantes de regiones: el temuquense Ítalo Sanhueza y Emilio Carmona, de Chimbarongo.
La importancia de los amigos, y Piñera
Soto cuenta que sus compañeros de universidad jugaron un papel muy importante para su adaptación a la vida en Santiago. Incluso, cuenta entre risas una anécdota que le ocurrió en su primer día.
“Con un amigo que estudia allá en Santiago y es de Parral se nos ocurrió ir al cerro Manquehue y de vuelta de haber subido el cerro nos encontramos con el expresidente Sebastián Piñera, en mi primer día de estar en Santiago. Fue una locura llegar y encontrarme con un expresidente”.
Una experiencia parecida vivió Diego Hernández, estudiante de Periodismo Finis de tercer año y también oriundo de Parral. A pesar de que vive hace más de dos años en Santiago, Hernández cuenta que espera con ansias las vacaciones de verano para regresar a la Región del Maule y poder reencontrarse con su familia.
A pesar de que reconoce las carencias y sentimientos de nostalgia por dejar atrás a su familia, el estudiante confiesa que esperaba con ansias el momento de poder migrar a Santiago para completar sus estudios universitarios.
“Me quise ir a Santiago escapando y buscando nuevas libertades, sobre todo por el tema de mi orientación sexual, porque me sentía muy reprimido acá en Parral, un pueblo chico. Entonces, me fui con la idea de conocer, tener nuevas experiencias, sentirme un poco más libre. Santiago era como este tipo de sueño”, afirma Hernández.
La amistad está dentro de los factores positivos que destacan los tres estudiantes. Según ellos, la alegría de sus compañeros ha sido relevante para enfrentar las adversidades que pueden aparecer viviendo en Santiago.
“Conocí amistades que me han servido demasiado, no sé, valoró mucho a mi amiga Kiara Galdames (estudiante de Periodismo Finis), una compañera de la universidad que para mí fue mi segunda familia. Me recibió en su casa, me abrió las puertas de su casa y su intimidad y la verdad en estos tres años de guerrera ha sido un pilar fundamental para vivir allá en Santiago”, explica Diego Hernández.