El régimen de precipitaciones de Chile transita un constante declive desde hace tiempo. En el marco del mes de la sostenibilidad, la Escuela de Derecho presentó a Jorge Bofill Garcia, máster en Energía y Recursos Naturales, quien presentó una charla sobre el contexto hídrico por el que atraviesa el país.
Por Vicente Rivas.
Ante el escenario de escasez de los años 80, se hicieron muchos pozos; ahí estuvo la gran inversión del país. Debido a este sistema, las napas se han ido agotando. Lógicamente. Esto ha llevado a profundizar más, generando obras de excavación para buscar agua, lo que es caro.
Las reformas de 1981
Las reformas al Código de Aguas de Chile de 1981, implementadas durante la dictadura, introdujeron un sistema de gestión hídrica basado en principios de mercado. El agua se separó de la tierra y se trató como un bien económico, permitiendo que los derechos de uso del agua fueran comprados, vendidos y arrendados como propiedad privada. Pese a que el Estado mantuvo un rol regulador, la intervención fue mínima para fomentar la inversión privada en infraestructura hídrica.
Esta reestructuración ha sido criticada, entre otras cosas, por facilitar la concentración de derechos de agua en manos de grandes empresas, generando conflictos por el acceso al agua, especialmente en comunidades rurales e indígenas. Actualmente, se discuten propuestas de reforma para garantizar un acceso más equitativo y sostenible a los recursos hídricos.
Situación actual
Como se mencionó anteriormente, la certeza de nuestra fuente de agua ha ido impactando en varias industrias; este impacto está muy normalizado por la regla de priorización de uso. El agua no es igual en todas sus calidades y formas. Generalmente, el agua servida tiene contaminantes que condicionan sus usos y, mientras mayores sean los contaminantes, también es mayor el nivel de procesamiento para la limpieza de esta, aumentado el costo.
“Muchas veces pensamos en recursos naturales y enfocamos nuestro análisis en la dimensión socio ambiental y subestimamos el impacto que tiene todo eso en los contratos de infraestructura que permiten los mismos”, dijo Jorge Bofill García, Máster en Energía y Recursos Naturales de la Universidad de Melbourne y director jurídico en ACADES. “Todos los temas que son de agua también son temas de infraestructura”, añadió.
Cada vez que se requiera una nueva fuente de agua, se debe crear una nueva infraestructura. Esto significa, trabajos de tratamiento y sistemas de conducción. Pero, ¿cómo podemos llevar desde estos puntos de tratamiento a puntos de consumos específicos? Esa es la pieza faltante del puzzle.
El jurisconsulto asegura que esto no es nuevo y que todos los países del mundo se han enfrentado a situaciones similares. Por lo mismo se debiera a hacer un sistema de urgencia, “porque si a nadie le urge a nadie, nadie va a tomar las cartas”. Es una realidad algo frustrante, aunque, según Bofill, “no tenemos un constante escenario de escasez, pero, la brecha hídrica si está aumentando.”