En el ruidoso corazón del Centro Paralímpico del Estadio Nacional, donde la
perseverancia se mezcla con el entusiasmo, se encuentra Leonel Arellano, un atleta
paralímpico con una trayectoria de más de 25 años en el deporte de boccia. A sus 41 años,
no solo es un competidor consumado, sino también un símbolo de superación, resiliencia y
dedicación en el deporte adaptado.
Por: Valentina Hernández
En el imponente Estadio Nacional de Santiago, las luces iluminaban la pista mientras los aplausos del público resonaban en el aire. Era la ceremonia inaugural de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, y la emoción se sentía a flor de piel.
Entre las delegaciones, Chile desfilaba con orgullo, no solo con sus atletas panamericanos, sino también con aquellos que competirían en los Juegos Parapanamericanos. Entre ellos, un hombre discreto y tímido, con la cabeza ligeramente baja, avanzaba junto a sus compañeros de boccia.
Leonel Arellano, con 41 años, era uno de los principales representantes chilenos en este deporte. A pesar de su naturaleza reservada, su presencia no pasaba desapercibida; era un símbolo de perseverancia, resiliencia y, sobre todo, humildad.
Arellano adquirió tetraplejia a los seis años, tras ser atropellado mientras cruzaba una calle. “Es como si hubiera un antes y un después”, relata. Sin embargo, en lugar de verse limitado por su condición, se enfocó en adaptarse a su nueva realidad. “No me quiero quedar mirando por la ventana sentado en un sillón por toda mi vida”, cuenta con una tímida sonrisa y su cara enrojecida por los nervios. “Nunca me habían entrevistado”.
Un camino marcado por la superación
Leonel Arellano nació en una familia humilde en Lo Espejo, en la emblemática población José María Caro. Desde hace más de siete años, reside allí junto a sus padres, Marisol Valdebenito y su padre homónimo, Leonel Arellano.
«Ellos han sido mi mayor apoyo, especialmente mi mamá», comenta Leonel, quien depende del cuidado de su madre tanto en su vida diaria como en su carrera deportiva. Su madre, quien trabaja cuidando niños, no duda en afirmar que “mi hijo es todo para mí, lo que hago es por él y para él. Verlo competir y ganar es mi mayor orgullo».
En el Centro de Entrenamiento Paralímpico del Parque Estadio Nacional, Leonel ganó el primer lugar en el primer torneo nacional de boccia del año. Este evento, que reunió a ocho clubes de todo el país, destacó a Leonel y a su compañera de equipo, Alfonsina Urrejola, quien logró el segundo lugar. Equipos como el Club de Ruedas La Florida, Club Paralímpico Chillán, y otros, se dieron cita, resaltando la creciente presencia del deporte adaptado en Chile.
El legado de su entrenador
Uno de los momentos más duros de la vida deportiva de Leonel fue la muerte de su primer entrenador, un hombre que lo ayudó a iniciarse en la boccia y que le enseñó las bases del deporte. «Fue un golpe muy fuerte», confiesa. «Él me enseñó todo lo que sé y su pérdida me marcó profundamente». Sin embargo, esa pérdida también lo impulsó a no rendirse.
Hoy, bajo la guía de su actual entrenador, Francisco Olmos, Leonel ha alcanzado un nivel superior. Olmos, consciente de la fortaleza interna de su pupilo, comenta que «a pesar de todo lo que ha pasado, él siempre está buscando mejorar.
Es un luchador, tanto en el deporte como en la vida». Este acompañamiento ha sido crucial para que deportista siga destacándose en la boccia, un deporte que requiere de precisión y estrategia únicas
Arellano participó en el prestigioso torneo Boccia Americas Team & Pairs Championships en Montreal, Canadá, en 2015. Este evento fue un punto crucial en su carrera, donde representó a Chile junto a otros grandes deportistas como Hugo Llancafil y Matías Alcaíno. La experiencia de competir en un escenario internacional reforzó su determinación de avanzar en su carrera.
La compañera y la competencia
En los últimos años, Leonel ha compartido su camino en la boccia con Alfonsina Urrejola, una joven de 24 años que estudia en la Facultad de Economía y Negocios (FEN). Juntos han competido en la categoría de equipo BC4, donde han forjado una sólida amistad. «Leonel es increíble», comenta Alfonsina con una sonrisa.
«Es una persona muy alegre y optimista. Aunque es muy tímido, en la cancha es un gran compañero. Siempre sabe cómo levantar el ánimo del equipo». A pesar de la diferencia de edad, ambos han encontrado una dinámica que les permite complementarse a la perfección, incluso cuando son rivales en la competencia individual. «Es gracioso», admite Alfonsina, «porque cuando competimos entre nosotros, él sigue siendo igual de reservado. Nunca alardea, aunque tenga más experiencia».
Esa humildad es quizás uno de los rasgos más notables de Leonel. Esta entrevista, la primera que concede en su larga carrera, refleja su carácter introvertido. «Siempre dejaba que Alfonsina hablara en las entrevistas cuando ganábamos», dice entre risas tímidas. «A mí no me gusta mucho hablar de mis logros, a pesar de que me ayudan a continuar»
Más allá del juego
Pero la vida de Leonel no se limita al deporte. Además de competir, es entrenador en el Padel Club Parque La Reina, donde comparte su pasión con jóvenes deportistas. Una de sus alumnas más cercanas es Alejandra Moreno, quien lo describe como «un maestro de corazón». «Arellano no solo enseña boccia, también nos enseña sobre la vida», dice Alejandra.
«Siempre nos habla de la importancia de no rendirse, de que cada caída es una oportunidad para levantarse con más fuerza. Es alguien en quien todos confiamos».
Leonel, por su parte, encuentra en la enseñanza una manera de devolver lo que el deporte le ha dado. «Me gusta ayudar a otros a encontrar su camino, como lo hicieron conmigo», afirma. «Verlos progresar me da una satisfacción enorme».
En noviembre de 2023, Leonel fue parte del equipo chileno en los Juegos Parapanamericanos, compitiendo junto a Alfonsina Urrejola y otros compañeros como Andrea Guzmán y Javiera Quintriqueo, bajo la dirección de su entrenador Francisco Olmos. El torneo se celebró en el Centro Deportivo Comunitario de Lo Espejo, muy cerca de su hogar, del 19 al 25 de noviembre.
A lo largo de su carrera, el deportista de boccia ha enfrentado numerosos desafíos, pero siempre ha salido adelante. Ha ganado medallas internacionales, ha sido reconocido como uno de los mejores deportistas de Chile y ha inspirado a muchos a seguir sus pasos. Pero, para él, el viaje aún no ha terminado. «Mi sueño es llegar a los Juegos Olímpicos algún día», confiesa con un brillo en los ojos. «Sé que es difícil, pero si sigo entrenando y dando lo mejor de mí, sé que puedo lograrlo».
El camino no ha sido fácil, pero Leonel Arellano es la prueba viviente de que, con perseverancia, humildad y el apoyo de los seres queridos, se puede alcanzar cualquier meta, sin importar los obstáculos. Y mientras el público del Estadio Nacional lo aplaudía en esa ceremonia inaugural, Leonel sabía que cada mirada que daba en la tribuna lo acercaba un poco más a su sueño.