Con más de 50 años de periodismo, y periodismo de calidad, Mónica González tiene la autoridad suficiente como para dar consejos a los futuros periodistas. Pero advierte que no le gusta hacerlo. Humilde, prefiere hacer y hacerse preguntas, a ver si alguien está dispuesto a tomar el bastón del reporteo de investigación y adentrarse en zona grises u ocultas de la sociedad, donde el poder, sea este del apellido que sea, no quiere que nadie fiscalice.

“No me gusta dar consejos, pero lo primero que les diría (a los futuros periodistas) es que tomen conciencia de que este es un momento clave duro. Tenemos una arremetida autoritaria, dictatorial, que trae muerte. No es un tema de soy de izquierda o derecha, es un tema de cómo persigues y qué rol le das a quienes piensan distinto a ti”, dice. Y agrega una advertencia para quienes no tienen la convicción suficiente: “No ocupes el lugar de un periodista, por favor. Porque aquí se requiere gente con convicción. No se requiere la gente más inteligente o la más corajuda, se requiere gente que (entienda que) estamos en peligro, no ideológico, porque la amenaza del crimen organizado es seria, arremete como una lepra desde el norte al sur y no está dejando títere con cabeza porque demuele las instituciones”.

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Y da un segundo consejo: Aprende a trabajar en equipo, estudia, lee, mira, pásalo bien. Un periodista que no lo pasa bien, que vive resentido, con odio, no es un buen periodista. Aprende a mirar, aprende a estudiar en colectivo, aprende a criticar en colectivo, aprende a hacer medios independientes. Y sé ciudadano, sé joven, porque ese derecho a vivir es el que está en juego”.

A la periodista le brillan los ojos, gesticula, hace pausas para dar énfasis a sus palabras, propone temas de investigación: “Puedes hacer buen periodismo o puedes hacer un periodismo tóxico desinformando omitiendo, omitiendo lo relevante. Y creo que también llegó la hora de pedir transparencia en dos aspectos. Uno, el activista no puede seguir diciendo yo soy periodista. También es súper respetable, pero debe decir soy activista, este es mi trabajo, esto es lo que hago y de esto me financio. Y lo segundo es que nosotros nos pasamos exigiéndoles cuentas a los demás, pero no hablamos de cuánto ganamos y de cómo se financian los medios en los que trabajamos, Y a eso hay que ponerle punto final. Porque somos parte de la elite. Desgraciadamente. Tenemos voz, somos influyentes, no podemos hacernos los tontos y tenemos que rendir cuentas.

Y cierra con una proclama: “Somos el cordón umbilical que va quedando para la ciudadanía con lo que realmente ocurre y que no nos olvidemos que estamos en un momento crucial. No es cualquier momento. No es la democracia lo que está en juego, es una forma de vida, en que la libertad, la forma de resolver los conflictos, incluso la forma de hacer pareja y de amar está en juego”.

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