Por Diego Vásquez

El Wave Surf Club (WSC) es un taller de reparación y fabricación de tablas de surf. Está ubicado en la avenida Comercio 595, Pichilemu, y durante Santiago 2023 fue el encargado de reparar y mantener las tablas de las delegaciones deportivas.

En deportes como el surf, donde el contacto con la naturaleza es directo, las tablas sufren muchas roturas y daños que pueden perjudicar el rendimiento deportivo. En Santiago 2023, hubo cambios de tablas en las competencias del brasileño, Carlos Bahía y en la del bicampeón en longboard, Piccolo Clemente.

“El taller” como muchos lo conocen, se ganó la adjudicación al presentar una solicitud a la corporación de Santiago 2023. “Tuvimos que enviar datos que comprobaran que teníamos la experiencia suficiente en el tema de reparación. Nos llegaron tablas de varios países y han pasado por acá Brasil, Puerto Rico, El Salvador, y Perú. La gente ya conoce el taller, entonces las delegaciones vienen directo”, dijo Matías Espinosa, uno de los dueños del WSC.

Además, WSC patrocina a deportistas locales y apoya a los nuevos talentos que van surgiendo. Uno de sus auspiciados es el chileno Rafael Cortez, medallista de plata en longboard Santiago 2023. “Cortez es amigo y rider nuestro desde los inicios. Lo felicitamos por su logro y le deseamos lo mejor”, comentó Espinosa.

El surf para mí lo es todo

Cuando a uno le dicen que piense en un surfista clásico, lo más probable es que se imagine a alguien como Matías Espinosa (35), chileno, que vive en Pichilemu hace tres años. Hace 15 años que está ligado al surf y hace 12 que se dedica a la reparación de tablas.

Matías Espinosa en El Taller de Pichilemu.

La pasión, las ganas y la necesidad llevaron a Matías a querer aprender a reparar sus propias tablas de surf.

“Esto lo aprendí solo, autodidacta, viendo tutoriales y metiéndole mano a mis propias tablas. El surf para mí lo es todo. Es un estilo de vida que te enseña a ser respetuoso con el medio ambiente, con uno mismo y las demás personas. Todo el mundo debería experimentarlo al menos una vez en la vida, es algo que es para toda la vida”, comentó Espinosa.

Su conexión con el deporte fue tal, que lo llevó a irse a vivir fuera de Santiago y cambiarse de casa, específicamente a la “capital mundial del surf», Pichilemu. Llegó al taller a trabajar con Ismael y al tiempo, Espinosa pasó a hacerse cargo del lugar y decidió crear el WSC. En el taller se reparan tablas de surf, y actualmente las están fabricando con materiales eco sustentables.

La tabla de ágave

Las tablas de surf de hoy están compuestas por una espuma interior, que puede ser EPC (Policarbonato expandido) o poliuretano, y están laminadas con resina que puede ser epóxica o de poliéster. Esa es la composición básica de la tabla de surf.

En el taller trabajan tres personas y hoy están embarcados en un nuevo proyecto: tablas de surf hechas de madera de ágave, una planta muy popular en México porque desde ahí extraen el tequila, pero que también está presente en Chile.

“Lo que nosotros hacemos con nuestro proyecto sustentable, es suplir la espuma de poliuretano o EPC, que demora 6000 años en descomponerse, y utilizamos una espuma vegetal y natural, que es biodegradable. Cuando llega el momento en que la tabla no se puede reparar más, el interior se descompone y queda un producto amigable con el medio ambiente”.

A nivel deportivo, Matías Espinosa menciona que la tabla de ágave no tiene muchas diferencias con la tabla convencional. Mas allá de la materialidad, es la forma que tiene la tabla lo que determina el manejo de esta.

El material es muy parecido al poliuretano en sus prestaciones deportivas. Dentro del agua lo más importante es la forma y construcción que tenga la tabla, la calidad de los materiales y la resistencia de estos”, dijo Espinosa.

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